domingo, 30 de marzo de 2014

Como MUJER SABIA, me DOY PERMISO...



"MUJERES SABIAS"



Como MUJER SABIA, me DOY PERMISO...

  • Me doy permiso para separarme de las personas que me maltratan, de las que me tratan con brusquedad, con presiones o con violencia.

  • No acepto la brusquedad ni mucho menos la violencia, aunque vengan de mis padres, de mi pareja, de mis hijos o de cualquier persona.

  • Los individuos bruscos o violentos, desde este mismo momento, quedan fuera de mi vida. Soy un ser humano que trata con respeto y consideración a los demás. Por tanto, merezco también consideración y respeto.

  • No he nacido para dar energía a los demás a costa de agotarme yo. Estoy harta de prodigar estímulos con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi ser, es de por sí valioso. Si quieren continuar a mi lado tienen que aprender a valorarme.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas.


  • No voy a cargar con responsabilidades que les corresponden a otros que se desentienden de sus compromisos. Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecta.

  • Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcta como quieren. Asumo, también, mi derecho a poner límites; a establecer barreras que me protejan de algunas personas, sin sentirme culpable. No he nacido para ser víctima de nadie.

  • La valoración, la aceptación y el aprecio que deben existir hacia mi persona, me los reservo.

  • Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio a mí misma. No necesito que esas consideraciones vengan del exterior. No viviré encerrada o recluida en ninguna casa, ni limitaré mi vida a ese pequeño círculo de personas de las que quieren que dependa.

  • Me doy permiso también, de saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Estoy decidida a profundizar en todo cuanto ya tengo y en todo lo que soy. Con esas pertenencias me basta y aún me sobra.

  • Y me doy el permiso más importante de todos: el de ser AUTÉNTICA.

  • No me impongo la obligación de soportar situaciones y convenciones sociales que agotan y fastidian, que me disgusten y que no desee.

  • Ya no me esforzaré por ser complaciente.

  • Si alguien intenta presionarme para que haga algo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Acostumbrarse a decir «¡No!» es algo sencillo y liberador.

  • A partir de hoy elijo sólo lo que me da salud y vitalidad. Me siento más fuerte y más serena cuando expreso mis decisiones como una forma de decir lo que quiero y lo que no quiero; y no como una forma de aceptar las elecciones que otros hacen.

  • No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como me dé la gana.

  • Me doy permiso para estar en una forma en la que me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres, las tradiciones o como quieren que me sienta los que me rodean.

  • De aquí en adelante, lo normal y lo anormal que se manifieste en mis estados emocionales, lo establezco yo.

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